Especialista en Drogas
  EL COA, LENGUAJE DELINCUENCIAL
 

Prólogo

"A menudo aparecen en los medios de comunicación palabras o expresiones que llaman la atención por ser vocablos imposibles de encontrar en los índices de diccionario alguno, pero que sin embargo cualquier habitante de este país [Chile] entiende perfectamente y muchos no podrían decir lo mismo usando nuestro idioma oficial. Se trata de palabras o expresiones provenientes del Coa, el lenguaje de la delincuencia chilena.

Una jerga es una extensión de la lengua común, lengua madre, que vive en ella como un parásito y que es creada por grupos o agrupaciones de personas que tienen hábitos y propósitos comunes, que hacen una vida más o menos común. Estos tipos de asociaciones tienden en forma natural a crear un argot, una jerga que los distinga del resto y que simultáneamente vincule a sus miembros aislándolos y protegiéndolos del resto de la sociedad.

De esta perspectiva los elementos del argot o jerga vienen a ser una especie de santo y seña que es sólo válido y útil en tanto se mantenga ocupado por los integrantes de la cofradía, en esa especie de hermandad. Por lo tanto, si los términos, expresiones o palabras que constituyen esta forma de comunicarse, pasa a ser conocida por todo el mundo, deja de ser el lazo de unión que acerca, vincula y defiende. En ese momento el término deja de ser exclusivo del diccionario de la jerga pasando al lenguaje común. Cuando esto sucede, la jerga invade su lengua madre, siendo de ahí en adelante normal observar su uso en todos los ámbitos de la sociedad. Lo que sucede hoy en nuestro país.

Pero, por muy grande que sea la fuerza con la que la jerga inunde su lengua madre, nunca será suficiente para abordarla por completo, sustituirla. Es que por las características de su origen, el lenguaje de los delincuentes tiene una extensión bastante acotada, su léxico es especialmente pobre. Normalmente éste se refiere a las imágenes, sentimientos y vivencias de la mente criminal, ya sea que éste se encuentre gozando de una normalmente efímera libertad, purgando condena en una cárcel, o en una esquina urdiendo el siguiente golpe. En todas estas situaciones los objetos y sensaciones que se tienen presente con mayor frecuencia son de carácter criminal o carcelario, limitando entonces, la cantidad de expresiones generadas en el lenguaje, a definir o señalar este tipo de objetos o sensaciones. De ahí que el coa haga objeto de múltiples designaciones al dinero, el robar, el matar o pelear, el sexo, la vida en prisión, el comer y el beber o el drogarse.

Este lenguaje siniestramente alegre hace ostentación, eso sí, de su imaginación generando una gran sinonimia. En esta recopilación es notable la gran cantidad de nombres que es posible encontrar para designar al órgano sexual masculino. Aunque aquí consignamos sólo 42, en el curso de la investigación nos encontramos con una cantidad enorme de denominaciones, pero que aparecen en forma muy localizada, no repitiéndose en otros entornos, por lo que es posible sospechar su poca trascendencia. Sorprende también la cantidad de expresiones o palabras que hacen alusión al sexo, las relaciones sexuales, órganos sexuales femeninos. Esto explicable por la situación de abstinencia prolongada a que somete la pena de cárcel.

 

 
   
 
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